domingo, 11 de mayo de 2014

EL SENTIDO DE LAS COSAS

En días como el de hoy le entiendo.

Días grises, con viento, la extraña y dulce amargura del domingo por la tarde, que te envuelve y te impide moverte, como una plomiza carga invisible que te pesa y, aunque sabes que desaparecerá, en este momento te agobia. Pero no te mata. Te deja despierto para que seas testigo del sinsentido que a veces tiene todo y que ya estás cansado de intentar desenmarañar.

La última vez que estuve con él lo vi triste, muy triste. Me lo decían sus ojos, su expresión de disimulada timidez fundida con una rabia contenida, casi imperceptible, pero que a mí me dio miedo. Como siempre. Porque siempre le he temido. Por su fuerza, su imprevisibilidad, su especial modo de entender la nobleza y el agradecimiento a aquellos que le han ayudado a salir adelante, a dejar la calle. Y el alcohol.

Porque tiene un alma fuerte, manos duras y tantas veces deformadas de peleas, mirada penetrante, fortaleza física y la sabiduría del que ha dormido durante años en el mismo banco, con la misma dignidad, y en contraste, con la misma humildad. Aquel banco que era lugar de reunión informal para unos pocos: los que se atrevían a estar no sólo con él, sino con sus borracheras.

Pero ahora es distinto, ahora está bien. Aunque esté triste.

No es la primera vez. La última vez que cayó a todos nos dolió, pero hoy, y sólo un poquito, le entiendo. No sólo hay que salir, hay que entender que nadie, sino tú mismo, es el ganador cuando sales de la cárcel de la calle.

Que nadie te va a felicitar, salvo la mano que te ayuda, y que a muchos, en el fondo, les ves en sus ojos el deseo que de caigas otra vez. Porque ellos no han podido o no han querido, pero en cierta medida te envidian. Y tú les envidias a ellos. No tienen responsabilidades, el maldito Cariñena, o la puta cerveza sabes que quitan toda inquietud de tu mente. Pero hay que aguantar, hay que tirar para adelante. Aunque cada mañana te cueste levantarte. Te preguntes para que te levantas. Sepas que vas a pasar el día solo. Que la mano que te ayudó no puedes cogerla todos los días para que te alivie un poquito de esa tristeza que siempre arrastras. Que hay que buscar otros modos. Con rabia, con decisión, con agresividad incluso, para no caer otra vez en las redes y la vacuidad de una vida que no merece ser vivida en un banco.

Quiero creer que esta vez será la definitiva. Porque lo estás haciendo realmente solo, por ti mismo, sin engaños, sin falsos horizontes. Y sabemos que te cuesta, que arrastras mucha calle y que ese peso no desaparece tan fácilmente. Y nadie lo entiende. Solo el que lo vive. Piensa que cada oportunidad fallada, no fue un fracaso, fue un desvanecimiento por falta de fuerzas. Que ahora es la buena. Porque huyes del sufrimiento y sabes que, aunque te esté costando una amargura continua, no hay otro camino. Y estás en él.

Hoy solo quiero que sepas que te entiendo un poquito. Porque el problema no es salir del barro. Si no saber vivir fuera de él. Haciendo que cada día tenga su pequeña recompensa, pero para ti, sólo para ti. Saber torear los días malos, aunque se encadenen semanas y semanas de apatía y sinsentido. Porque así es esta puta vida a veces. Para todos. Porque la única diferencia que hay entre tú y yo es que tú, como opción, aún tendrías el valor de tirarte otra vez a la calle, o dejarte caer, llámalo como quieras. Pero yo no tengo esa alternativa, porque soy más cobarde y porque, en tardes como hoy, tengo que seguir viviendo, me pese lo que me pese. Aunque sea incapaz de mover un dedo. Por eso me acordé de ti. Y por eso escribí estas líneas.


Tira para adelante, hazlo por ti. Que yo tiraré para adelanté y también lo haré por mí.


Torre de la iglesia de Belchite

1 comentario:

  1. Rafa, gracias por mostrarnos otro ejemplo más de lucha por la vida y por conseguir los derechos básicos de toda persona.
    Cuando cumplimos los objetivos de la vida, solo a algunos se nos felicita por ellos, pero junto a las personas en situación de sin hogar quien hay para alegrarse de sus logros y llorar con ellos por sus fracasos?
    Una vez más la sociedad nos nuestra que solo cuentan algunos, el resto no son importantes, sobretodo los que se quedan al borde del camino.
    Un fuerte abrazo

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